Más allá de la trinidad, considerada como ley, nada puede existir.

La trinidad es la fórmula sintética y absoluta que comprende to­das las ciencias. Esta fórmula, cuyo valor científico parecía ya olvi­dado, nos ha sido transmitida íntegramente por todas las religiones (depositarias inconscientes de la CIENCIA-SABIDURÍA de las primitivas civilizaciones).

Es debido a esto que el nombre sagrado está constituido tan sólo por tres letras. El cuarto término se halla compuesto por la re­petición de la letra "hé"

Esta repetición señala el tránsito de la ley Ternaria a una nueva aplicación, podríamos decir: la transición del mundo metafísico al mundo físico, y, en términos generales, de un mundo cualquiera a su inmediato subsecuente.

El conocimiento de esta propiedad, que caracteriza a la segun­da "hé", es la clave de aplicación del nombre divino. En lo que sigue presentaremos la prueba de esta afirmación.

RESUMEN SOBRE EL NOMBRE IOD-HE-VAU-HE

Conociendo el valor de cada uno de los términos que comprende el nombre sagrado, hagamos la síntesis y totalicemos los resultados obtenidos.

El nombre "iod-hé-vau-hé" está formado por cuatro letras, sig­nificando cada una de ellas:

La "iod": El principio activo por excelencia.

El yo = 10.

La "hé"; El principio pasivo por excelencia.

El no yo = 5.

La "vau": El término medio, el corchete que reúne el activo con el pasivo, la relación del Yo con el No Yo = 6.

Estos tres términos expresan la ley ternaria del ABSOLUTO. La "2a hé": La que determina el paso de un mundo a otro, expresa la transición.

Esta segunda "hé" representa al ser total, encerrando en una unidad absoluta los tres términos que lo constituyen: YO-NO YO-RELACIÓN; el paso del noumeno al fenómeno y, recíprocamente, el paso de una gama a otra gama. Es la semilla que contiene en germen al futuro árbol.


REPRESENTACIÓN DEL NOMBRE SAGRADO

El nombre "iod-hé-vau-hé" puede representarse de muchas ma­neras, cualquiera de ellas nos demostrará su utilidad. Por ejemplo, en forma de círculo:

Mas como la segunda "hé", término de transición, resulta la entidad activa de la gama siguiente, es decir: como la 2a "hé" re­presenta en realidad una "iod" en germen, se puede escribir el nom­bre sagrado colocando la 2a "hé" debajo de la primera "iod", del siguiente modo:

   10                    5                     6

  iod                 1° hé                vau

2° hé

   5

Una tercera manera de escribir el nombre sagrado sería sinte­tizando en la 2a "hé" la trinidad "iod-hé-vau-hé".

Abandonemos por ahora estas consideraciones, sobre las cuales volveremos más tarde, y hablemos un poco de la concepción pita­górica de los números.


CAPÍTULO TERCERO